24 oct 2012

El ABT en el Liceo con 'Don Quijote'

Este montaje, de 1995, conserva decorados, estructura y vestuario del de Baríshnikov | El argentino Herman Cornejo y el brasileño Marcelo Gomes han cancelado actuación | En la primera visita de una de las principales compañías de ballet clásic.

Sueños cumplidos los del Gran Teatre del Liceu, que por primera vez en su historia acoge al American Ballet Theatre (ABT)con un Don Quijote con más solera de la que cabe imaginar, y cuyo elenco estelar demostrará en seis sesiones -a partir de hoy y hasta el domingo- el amplio y diverso abanico de individualidades que lo forman: desde la argentina Paloma Herrera, que ha sido pareja de baile de Ángel Corella en el American Ballet durante dos décadas, o la cubana Xiomara Reyes, a quien también el bailarín español ha invitado a actuar con su compañía, hasta la revelación made in Rusia del momento que son el matrimonio Ivan Vasiliev y Natalia Osipova..., o las últimas adquisiciones de la formación norteamericana, el neoyorquino Cory Stearns y el recién llegado del Boston Ballet, James Whiteside, que sustituirán en el Liceu a los lesionados Herman Cornejo y Marcelo Gomes.

Hacía cuarenta años que no se representaba el ballet completo de Don Quijote en el teatro de la Rambla -lo usual es recrear sólo el gran pas de deux, uno de los dúos clásicos de la danza por la vistosidad y exigencia propios de Petipa y por la conocida partitura de Minkus-, y en aquella ocasión, en abril de 1972, se trataba del Kirov, con un sobresaliente ¡Mijail Baríshnikov! que despertaba admiración entre la crítica: "La atención del espectador fue conquistada por la brillantez de su realización e interpretación", se podía leer en La Vanguardia. Y es que todo guarda una mágica relación, pues dos años después, en 1974, tras desertar de la URSS, Baríshnikov se incorporaba al American Ballet y montaba a los pocos años, convertido en una estrella, su propia visión de este ballet de Petipa y la posterior reconstrucción de Aleksandr Gorki. Versión de la que el actual elenco de la compañía del Met sigue de algún modo bebiendo.

"En aquel tiempo -explica el actual director artístico de la compañía, Kevin McKenzie-, Baríshnikov estaba muy influido por el estilo de Broadway, y su producción del Don Quijote para el Kennedy Center for the Performing Arts de Washington incorporaba cierta línea callejera". La propuesta de McKenzie, que data de 1995, conserva la estructura de aquel montaje, sus decorados, el vestuario y probablemente algo del espíritu de Baríshnikov, pues el suyo fue el primer montaje que bailó cuando se incorporó a la compañía en los ochenta bajo la dirección artística de Baríshnikov, e incluso compartiendo con la leyenda rusa el papel del barbero Basil. "Con él trabajé la parte más luminosa del personaje, pero mi sensibilidad es lo que está presente en la actual versión".

Con todo, la mayor influencia de esta producción hay que encontrarla en el montaje del American Ballet que dirigió Vladimir Vasiliev en 1991 para la Ópera de Chicago. "En realidad es una mezcla de estilos viejos y nuevos -prosigue McKenzie-: el primer acto se basa en la antigua versión del Mariinski, pero en el segundo es donde me he tomado más licencias, durante la escena del sueño y el campo de las gitanas. He cambiado el tono de la producción, y no trato a Don Quijote de loco, sino de alguien capaz de percibir que Kitri, la enamorada de Basil, no es Dulcinea y, por lo tanto, quiere ayudarle a conseguir a su amor". En cualquier caso, es una producción adaptada a los tiempos en la que se han cortado "las partes más aburridas" y no resulta tan larga "como la que ofrecen las compañías rusas".

El American Ballet -unos 90 bailarines de una treintena de nacionalidades- aterrizó ayer en Barcelona, aunque las estrellas principales van llegando de todo el mundo: Paloma Herrera estaba en Canadá y no ha tenido ocasión de conocer aún al que será su partenaire en la sesión del domingo, el recién contratado James Whiteside...

"Estamos muy habituados a los cambios y a trabajar con espontaneidad", comentó Xiomara Reyes. "Por eso no resultan tan traumáticos los cambios de bailarines. Una característica de la compañía es esa espontaneidad; vivimos mucho el momento sobre el escenario y lo disfrutamos, y eso se transmite al público". A lo que Herrera añadía: "En el escenario tienes la libertad de ser tú mismo, eso es lo que tiene el American Ballet y lo que nos diferencia del resto".

La argentina, que se estrenó como estrella en la compañía precisamente con Don Quijote, en 1995, lamenta la marcha de Corella de la compañía: "Ha sido durísimo para mí perderle". Al igual que McKenzie: "Ángel se incorporó cuando la compañía se estaba regenerando... y ha sido como si me arrancaran un brazo. Pero al final la gente crece, y él demuestra ser valiente. Había tenido una buena formación en España y ve que tiene eso pendiente, dar una oportunidad a los suyos".

La flagrante ausencia del American Ballet en el coliseo barcelonés -su convenio laboral le obliga a hacer contratos de gira por semanas, lo que impide a menudo cuadrar su agenda con la de los teatros que visitan- no ha impedido que el público de la danza haya seguido familiarizado durante generaciones con esta formación. Gracias especialmente a su herencia cinematográfica: Paso decisivo, Dancers, Noches de sol... cintas protagonizadas por un rutilante Baríshnikov junto a un siempre impactante elenco.

Fuente: Maricel Chavarria www.lavanguardia.com

 

www.por-alegria.com 

Tu Tienda de Ballet Online  


No hay comentarios:

Publicar un comentario